Números que lo dicen todo.

 

Si hay una deuda pendiente en nuestro país es, sin dudas, el comportamiento de todos en la vía pública. Pareciera ser que todas las campañas y lecciones de seguridad vial caen en saco roto, más aún, cuando se observan las estadísticas.

Números que hablan y, muchas veces, gritan, acerca de la necesidad de tomarse, definitivamente, en serio este tema.

Mientras que en países como Canadá, Suecia u Holanda han logrado reducir más de un 50% las muertes en accidentes de tránsito en la última década y España, para acercarnos un poco, en un exitoso 80%, Argentina ha marcado una reducción cero.

Si, cero.

Argentina ostenta uno de los índices más altos de mortalidad por siniestros de tránsito. En el 2019, previo a la pandemia, 19 personas murieron por día; hubo 6.627 víctimas fatales en el año y unos 120 mil heridos, de distinto grado, y miles de discapacitados.

Según estadísticas de la organización Luchemos por la Vida, del total de fallecidos, un 47% corresponde a conductores o acompañantes de moto vehículos, 21% a conductores u ocupantes de automotor, un 21% a peatones y un 6% a ciclistas.

Un 74% son varones y un 26% mujeres. En el 2020 este número se redujo un 45%, pero sólo debido a las restricciones de circulación establecidas durante la pandemia. Casi la mitad de las víctimas tienen entre 17 y 30 años. En ese sentido, la Sociedad Argentina de Pediatría asegura que las lesiones por accidentes de tránsito constituyen la primera causa de muerte y de secuelas graves en niños y jóvenes. Números que nos interpelan.

Pero ¿Por qué las calles se han vuelto tan peligrosas?

Irresponsabilidad al volante, negligencias y alcohol. El teléfono celular se ha convertido en una de las principales causales de accidentes de tránsito ya sea para conductores como peatones. Casi un 20% los utiliza mientras está conduciendo o cruzando una calle. La mitad de los conductores y acompañantes de automotor no usan cinturón de seguridad, cifra que se eleva al 80% cuando se trata de acompañantes que van en el asiento trasero. El alcohol está presente en uno de cada cuatro siniestros viales. Y el porcentaje del uso de casco en motociclista y acompañantes varía considerablemente en cada ciudad, desde un 17 hasta un 80%, directamente relacionado a la cantidad y continuidad de los controles y sanciones que se aplican por su falta de uso.

¿Por qué hay más accidentes de motos que de autos?

La alta tasa de siniestralidad en moto vehículos tiene un componente básico dado, principalmente, por el hecho de que la motocicleta es un vehículo de riesgo por su inestabilidad, que depende del equilibrio del conductor y sus movimientos, no ofrece carrocería protectora a sus usuarios y tiene poco volumen, por lo que resulta poco visible para el resto de los conductores. Sin embargo, el riesgo se ve incrementado aún más, por el comportamiento de muchos conductores: más de un 30% pasa el semáforo en rojo, más de un 20% no reduce la velocidad en las esquinas, el 65% no señaliza maniobras de giro, un 70% no sede el paso en las sendas peatonales (porcentaje que también se proyecta a los conductores de automotores) y un 51% invade las sendas peatonales.

¿Accidentes o siniestros?

Números que nos gritan acerca de la urgente necesidad de modificar las conductas cada vez que salimos de casa.  Porque ya no podemos hablar de accidentes. Un accidente es un hecho azaroso, fortuito, involuntario; una situación de fuerza mayor e inesperada que no podemos controlar: se da de una manera casual. Hablamos de siniestros, esto es, hechos que se pudieron haber evitado, situaciones previsibles, errores humanos que provoca otro hecho: la muerte, propia o de otro. Por esta razón, la mayoría de los choques o hechos trágicos viales se consideran siniestros, ya que por lo general se podrían haber evitado: son ocasionados por errores humanos o hechos causales.

¿Qué podemos hacer?

Es importante pensar la responsabilidad humana en el tránsito, en los accidentes que podemos producir o sufrir. Pensar hasta qué punto cada uno es parte de este problema. Reflexionar sobre el factor humano, es decir, lo que hacemos o dejamos de hacer, y las responsabilidades que tenemos detrás de un volante: comprender que muchos de los accidentes de tránsito con situaciones que se podrían evitar.

Cerca del 90% de los siniestros viales se produce por causas humanas, mientras que el restante 10% se produce por un mal estado de las calles, caminos, avenidas o el mal estado del vehículo que también es responsabilidad de quien maneja.

¿Cuántas vidas podemos salvar circulando con precaución? ¿Por qué pensamos que a nosotros no nos va a suceder? ¿Por qué restamos tanta importancia a conducir preventivamente? ¿Qué nos apura como para vivir tan aceleradamente? ¿Por qué no nos damos cuenta de que podemos convertirnos en un arma letal?

Una invitación a la reflexión y a hacernos cargo. Salgamos seguros, y con el seguro vigente.