El ejercicio regular es un hábito conocido por promover una salud óptima. Tal vez lo odies o tal vez lo ames. Pero, es el hábito más valioso que puedes tener en tu vida.
Si ya haces ejercicio de forma constante, definitivamente sabes a lo que nos referimos. Pero si todavía no has logrado ser muy activo en tu rutina diaria, en este artículo tenemos 5 infalibles pasos para empezar con el hábito de hacer ejercicio y convertirlo en un verdadero hábito permanente (garantizado).
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Seamos realistas: no es tan difícil de comenzar una rutina de ejercicios. Después de todo, la mayoría lo hemos intentado más de una vez.
El problema, por supuesto, viene con hacerlo de forma constante, es decir convertirlo en un hábito.
Con mucha frecuencia, tu entusiasmo inicial se evapora y tu energía disminuye poco a poco; te distraes por otras cosas que suceden en tu vida, o tal vez no logras ver resultados con suficiente rapidez y de repente ¡pum! tiras la toalla.
No queremos mentirte, el ejercicio puede ser incómodo al principio. Y ese es el principal motivo de porque nos cuesta tanto empezar. Incluso, si ya tienes tu rutina de ejercicio establecida, puede que algunos días sientas esa resistencia frente al ejercicio.
La buena noticia es que todo tu esfuerzo es bien recompensado. El ejercicio repercute en muchas áreas de tu vida (sin darte cuenta). Sólo tienes que enfocarte en construir el hábito de hacer ejercicio y los beneficios caerán del cielo.
Además la gran ventaja, es que no necesariamente tienes que hacer entrenamientos de una hora. La OMS (Organización mundial de la salud) recomienda mínimo 30 minutos diarios de actividad física.
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¿Cómo puedo empezar a hacer ejercicio?
1. Define qué es hacer ejercicio para vos
La palabra “hacer ejercicio” no es muy definida aunque parezca lo contrario, pues hacer ejercicio puede ser muchas cosas al mismo tiempo y puede adaptarse según tus preferencias personales. Por ejemplo, hacer ejercicio puede ser: jugar al fútbol, bailar, correr, caminar, ir al gym, nadar y un largo etcétera de opciones de todos los sabores y colores.
Tal vez ya trataste con la clase de spinning o de zumba y la odiaste, o tal vez te has hecho daño en tu primer día de pesas. Pero, eso no quiere decir que todas las formas de ejercicio sean iguales. Hay miles de formas para mover tu cuerpo.
Así que lo principal es que definas qué quieres hacer exactamente, mientras más específico puedes definirlo ¡mucho mejor!
Por ejemplo, en lugar de decir sólo “salgo a caminar”, sé más específico y que tu propósito sea “salgo a caminar por 15 minutos en las mañanas en el parque de la esquina”.
No sólo te plantees ¿qué ejercicio voy a hacer? también preguntate: ¿en dónde voy a hacer este ejercicio? ¿cómo? ¿por cuánto tiempo? ¿en qué momento del día? ¿qué necesito para hacerlo? y, sobre todo, ¿es realista lo que me estoy proponiendo?… lo que nos lleva al siguiente paso.
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2. Empieza con un ejercicio fácil
Cuando estás por empezar con el hábito de hacer ejercicio, lo primero que debes de tomar en cuenta es empezar con lo que vos puedas y ser realista.
De nada sirve proponerte una meta muy ambiciosa y renunciar al poco tiempo (o vivir adolorido de los músculos una semana completa).
Cada intento y fracaso debilita tu autoestima y genera más resistencia mental para comenzar. Por eso, lo mejor es comenzar simplemente con algo mucho más fácil de lo que vos te consideras capaz de hacer.
Si vos ya hacías ejercicio antes y, lo que necesitas es retomarlo, la estrategia de comenzar con muy poco aplica para vos también.
Si ya tienes en mente el ejercicio con el que estarás empezando, analizalo una vez más y decidí si es realista comenzar con eso.
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3. Elige un actividad (que ya sea un hábito) como recordatorio
OJO: es importante no saltarse éste paso.
Seguramente estás pensando que un recordatorio no será necesario, jamás podrías olvidar hacer esa meta corta que te propusiste. Pero te equivocas.
La función de un recordatorio no es simplemente para “no olvidar”, es también un fuerte motivador. Genera una cierta presión psicológica, y es clave para formar el hábito.
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4. Encuentra una recompensa saludable
En realidad el ejercicio por sí mismo tiene que ser tu recompensa. Simplemente por los múltiples beneficios que ya conoces cómo verte bien y sentirte mejor. Además de forma natural se producen ciertas sustancias que generan placer y bienestar.
Sin embargo, es probable que al principio tu cerebro no se de cuenta de todos estos beneficios y solo esté concentrado en lo incómodo que es… así que tenemos que darle una ayudadita a ese cerebro perezoso con una pequeña recompensa.
Además para formar el hábito es necesario contar con una recompensa inmediata.
Pero ¡tené cuidado! el truco de las recompensas puede ser tu mejor aliado o tu peor enemigo, te explico porque:
Si logras elegir una recompensa a tu esfuerzo que está alineada con tus objetivos, será una motivación para lograr formar el hábito. Ya puedes imaginarte qué pasaría si fuera lo contrario.
Si por ejemplo tu recompensa es comer una barra de chocolate después de ese agotador entrenamiento. Seguramente los resultados esperados del ejercicio no serán los que estás buscando ¿cierto?
En muchos casos, el motivo principal para preferir alimentos poco saludables es debido a algo que se conoce como: “la psicología de recompensa”. Lo cual es mucho más común en los principiantes que no son motivados por el simple hecho de hacer ejercicio y optan por recompensarse a sí mismos con alimentos que sin hacer ejercicio no hubieran comido.
Esta etapa de la “psicología de la recompensa”, también es pasajera. Una vez que tengamos el hábito del ejercicio, este se convierte en su propia recompensas.
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Estos son algunos ejemplos de recompensas positivas y saludables:
- Una ducha tibia relajante
- Usar un jabón con un aroma que te guste
- Agua fría para hidratarte con un toque de limón
- Un estiramiento con minutos de relax sólo para ti
- Una pieza de fruta fresca de la temporada
- Escuchar tu canción favorita
- Tomarte el café con calma
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5. Descargá tu cadena de metas online y llevá un registro diario de tus avances
Todos los humanos somos pésimos recordando. Somos engañados por nuestro inconsciente y generalmente tendemos a sobreestimar el ejercicio que hacemos y cuando lo hacemos.
Para no exagerar y ver objetivamente el progreso que has logrado, tienes que registrarlo. Esto además se convierte en un fuerte motivador, si lograste más de 10 días seguidos no querrás detenerte y volver al día cero.
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¡Esperamos que estos consejos te den resultado!